Simplemente era más fácil. Hace ya algun tiempo que empecé un ejercicio de memoria, de recuperar viejas costumbres, de revisar antiguas manías. Y aquí estoy, otra vez.
La última vez que nos vimos era una tarde cualquiera, convertida en especial por el hecho de que la íbamos a pasar juntos.
Allí estabas, esperándome mientras ojeabas una de esas revistas que tanto te gusta, de un extraño nombre que todavia no me acostumbro a pronunciar. Levantas la mirada sintiéndome cerca. Y te abrazo sin que te de tiempo a soltar la revista del mes.
- Qué tal? Me preguntas en el tono más monótono que recuerdo en años.
- Bien, un poco cansado.
Sonríes, te invito a comer, y acabamos pasando la tarde vagando en bares, algunos mas íntimos, otros con cierto encanto, siempre entre cervezas, confesiones y muchas frases sin sentido.
Fuimos al cine a ver la última de Malick, esa que habla del Origen, de la Vida, de lo Humano y de lo Divino. Esa en la que sale Brad Pitt y un rato Sean Penn. A mi me parece una lección de Cine, es como si Kubrick siguiera vivo en alguna parte.
Durante varias horas intentamos descifrar los secretos de una obra probablemente indescifrable, asumiendo las críticas de los que esperaban mas una película de actores que de autor.
Hablamos de Lolita, de lo poco que se parece a la novela la de Kubrick, de lo fiel que llega a ser la de Lyne. Cómo Humbert se desdibuja en un secundario, frente al genial Peter Sellers. ¿De dónde saldría esa deliciosa Dolores Haze?
Ya me han vuelto a ver robándoles sus almas.
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