jueves, 17 de julio de 2008

SIETE

Me gustaría escribir mil cosas bonitas sobre aquella tarde, pero los recuerdos se agolpan en mi cabeza y mi corazón sin dejarme discernir dónde empieza lo real de lo imaginario.

Como el protagonista de aquella película que vimos, ahora mismo mi corazón se encuentra en estado permanente de tensión. Por la fuerza con la que lo haces latir, por lo increíble que me resulta estar junto a ti.

Estuvimos tonteando por el messenger, como era habitual, y decidimos ir al cine aquella tarde de domingo, en diciembre, al centro de la ciudad. Tú volvías a vestir tu abrigo verde, ese que me impulsaba a abrazarte incontenidamente, y la más brillante de tus miradas. Yo ni me acuerdo que llevaba.

Fuimos a ver una de miedo, porque me apetecía que te apretaras contra mi brazo, y supongo que a ti también porque no te negaste. Durante la película pensaba que debería haberte besado antes de entrar en la sala, mientras paseábamos haciendo tiempo para que empezara la sesión. Pero mi inseguridad me hizo esperar.

Después de la película no recuerdo que pasó. Mi mente se salta aquel impass para llevarme directamente a la estación de metro dónde todo empezó. Sigo recordando que te di dos besos, que nos miramos muy de cerca...y que me besaste, aunque tú dirás que no. Que fui yo.

Lo único que tengo claro es que me devolviste la sonrisa constante.

















....son las siete de la tarde y ando esperando tu llamada. Te quiero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

i ho vam celebrar com el 7 mereix. gràcies per la sorpresa :) què faria jo sense tu?? :$